Integrar la EPDCG en el sistema educativo: un reto que compete a administraciones públicas, centros educativos y ONGD

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Hoy se han presentado los resultados del diagnóstico sobre las acciones desarrolladas por los centros educativos de primaria en materia de Educación para el Desarrollo y la Ciudadanía Global en la ciudad de Madrid y en los principales municipios de la Comunidad, elaborado por la Red de ONGD de Madrid.

La presentación ha contado con la presencia de Gema Gallardo, Directora de Servicios Sociales e Innovación Social de la Consejería de Políticas Sociales de la Comunidad de Madrid, Concha Vilariño, Subdirectora General de Innovación Social, Voluntariado y Cooperación al Desarrollo de la Comunidad de Madrid, Sonsoles García-Nieto, Presidenta de la Red y la investigadora Inés Vázquez, quien ha elaborado el diagnóstico.

 

En el diagnóstico, llevado a cabo durante el pasado 2020, han participado 40 centros educativos (tanto públicos como concertados) de la Comunidad de Madrid y constata cómo el entorno educativo ha tenido que adaptarse en tiempo récord a nuevas formas de proceder como consecuencia de la pandemia del COVID-19.

Uno de los retos para el sistema educativo madrileño, que resultan de la investigación, es la necesitad de encontrar la forma más acertada con la que los centros puedan sentirse naturalmente identificados con los postulados de la EPDCG, lo que sería un gran paso para su integración en los mismos. El hecho de que buena parte de los Proyectos Educativos de Centro (PEC), prácticamente un 50%, en su gran mayoría públicos, no contemplen ninguna mención, ya no a las EPDCG, sino a cualquier planteamiento que en su definición o finalidades pueda asemejársele, es una circunstancia a tener en consideración.

Este reto, muchas veces, se supera con el “voluntarismo a golpe de oficio” del personal docente (y no docente) de los centros. Un personal docente que, en su gran mayoría, considera que incluir la EPDCG tiene un impacto positivo y demostrable en el propio centro (mejora de la convivencia, mayor participación, apertura hacia otras realidades…) pero que también reconoce que la falta de tiempo, presupuestos o conocimientos dificultan muchas veces la posibilidad de llevar a cabo propuestas transformadoras.

Un segundo reto, que interpela directamente a las ONGD que realizan iniciativas en los centros educativos, es el evitar la saturación y la dispersión de propuestas, así como de dotar al conjunto de las intervenciones de una visión más global y coherente. La formación del profesorado, la mayor presencia en los libros de texto de contenidos con enfoque de EpDCG (perspectiva de género y medioambiente, principalmente), y la apuesta decidida de los equipos directivos de los centros son herramientas que pueden facilitar la tarea al personal docente.

Por último, una colaboración continuada en el tiempo entre los organismos autonómicos responsables respectivamente de Cooperación y Educación, podría constituir un puente muy valioso que facilitara el intercambio de ida y vuelta entre la escuela y el ámbito del desarrollo, enriqueciéndose y complementándose ambos.

 

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